Filosofía Corporativa

Misión

Ser una institución auto sustentable, que cubra el ciclo de vida para niños, jóvenes y adultos con síndrome de down y retardo mental, educables y/o entrenables, para alcanzar su independencia y valorar su capacidad adaptativa a través de la felicidad, bajo un esquema sistemático e integral, involucrando a la familia y la sociedad.

Visión

Llegar a ser la mejor institución en la atención a niños, jóvenes y adultos con síndrome de down y retardo mental de Latinoamérica en los próximos cinco años.

Desarrollando todas las actividades que permitan atender las aspiraciones y requerimientos de los niños, jóvenes y adultos con necesidades especiales, celebrando convenios de cooperación con instituciones académicas de excelencia y organismos nacionales e internacionales, investigando, planificando y desarrollando proyectos.

Brindando consultoría, asesoramiento y capacitación en el campo de la educación especial. Administrando los fondos patrimoniales y en general los fondos que recibiera (la Fundación) para el financiamiento de los programas específicos.

Realizando campañas de recaudación de fondos, única y exclusivamente para el cumplimiento de los objetivos de la fundación, desarrollando acciones encaminadas a los sectores (alumnos) de escasos recursos económicos.

Estableciendo mecanismos de coordinación y supervisión con el Ministerio de Bienestar Social.

lunes, 6 de febrero de 2012

FOMENTO DE LAS CONDUCTAS DESEABLES EN NIÑOS/AS Y ADOLESCENTES CON SÍNDROME DE DOWN

“Muchas dificultades potenciales que podría presentar un individuo/a o adolescente con síndrome de Down pueden evitarse estableciendo unos hábitos claros y unas directrices firmes en la familia desde pequeños (Díaz-Caneja y Flórez, 2006)”.

Corregir un comportamiento incorrecto ya consolidado siempre será más difícil que crear una nueva conducta; es por ello que lo más productivo es desarrollar conductas deseables en el individuo. Establecer las que son incompatibles con el comportamiento inadecuado es la primera estrategia válida para anular sus efectos, ya que conforman una barrera inicial para su aparición. Es así que se han de fijar normas y límites desde edades tempranas, así como aplicar de manera sistemática y continuada programas de entrenamiento en habilidades sociales para evitar que surjan las conductas.

Para fomentar las conductas deseables, comenzaremos por definir unas normas claras y unos límites fijos desde los primeros años, para lo cual es recomendable utilizar el principio de funcionamiento que se basa en las 3 “R”: Reglas, Rutinas y Responsabilidades.
 
Reglas: Deben ser precisas y explicadas al individuo con claridad, pues deberán cumplirse siempre y sin excepciones, así también se le indicará la consecuencia prevista si no cumple la regla (por ejemplo, retirándole concesiones o privilegios como televisión, música, etc). Esta consecuencia será aplicada de la forma más inmediata posible.
 
Rutinas: Son las reglas aplicadas con constancia, por lo que el individuo la incorporará a su día a día con naturalidad. La sucesión de actos repetidos hace la vida más previsible y, por tanto, más segura para el individuo.  

Responsabilidades: Las rutinas repetidas se convierten en responsabilidades, es decir, son tareas desempeñadas por el individuo de forma cotidiana, que asume con normalidad y que descarga a otras personas del peso de las mismas; pero que no las ejecuta tras una orden o un recordatorio de otras personas. La responsabilidad no es tal hasta que se asume como propia, y en el caso de las personas con síndrome de Down, esto se logra con relativa facilidad a través de la repetición frecuente de las rutinas. (He aquí la importancia de ser sistemático).
 
Será, pues, obligación de todas las personas que rodean al individuo, el cumplir con las normas y hacerlas respetar. Las reglas que se establezcan deben ser acatadas y obedecidas por todos los miembros de la familia o por todos los niños/as - adolescentes de la clase.
 
Hay que tener muy presente que la falta de consenso entre el padre y la madre, padres con otros familiares o con maestros y educadores dificulta la consolidación de las conductas (por ejemplo: el caso frecuente de los abuelos o padres, que consienten al niño/a - adolescente acerca de conductas que los padres o profesores están intentando erradicar y que hacen que el trabajo desarrollado durante toda la semana o más pueda terminar tirado por la borda en apenas unos minutos).
 
Es también de gran trascendencia reconocer al individuo sus comportamientos adecuados, evitando estar más atentos a la conducta inapropiada. Hay que procurar que al individuo le sea rentable hacer lo que debe y eso se consigue prestándole atención cuando actúa correctamente. Los reconocimientos y reforzamientos positivos se aplican inmediatamente después de que ocurran las conductas deseables, no esperando al final del día para hacerle saber que ha obtenido un logro.
 
El mayor reforzador es siempre la atención del adulto, las muestras de cariño y el refuerzo verbal, por ejemplo en forma de elogios (Leitenberg, 1983).
 
Los reconocimientos a los logros obtenidos se realizarán privada y públicamente:
•    El reconocimiento privado refuerza el intento y el deseo de mejorar del individuo, fortaleciendo el lazo afectivo con él.
•    El reconocimiento público mejora y eleva su autoestima, comprometiéndole  ante y con los demás a seguir en pro de obtener mayores logros y cambios positivos.
 
Es imprescindible que en todos los momentos y situaciones se le recuerde que se le estima, que se le quiere, expresándolo verbalmente y dándole muestras de cariño, y mencionando lo orgulloso que se está de él/ella. 

No es suficiente hacérselo sentir, pensar que lo sabe o darlo por supuesto, sino que hay que decírselo y manifestárselo expresamente, en cada momento de su vida y en cualquiera sea la situación.

NOTA: Lo anteriormente anotado puede aplicarse en todas las personas, independiente de su condición, género y existencia o no de discapacidad, tomando en cuenta las particularidades del caso y realizándole las modificaciones adecuadas al mismo.  

BIBLIOGRAFÍA:
•    Buckley, S.; Bird, G. y Sacks, B. “Vivir con el síndrome de Down. Una introducción para padres y profesores”. CEPE. Madrid. 2005
•    Caballo, V.E. (comp.). “Manual de técnicas de terapia y modificación de conducta”. Siglo XXI de España Editores. Madrid. 1993
•    Caballo, V.E. “El entrenamiento en habilidades sociales”. En “Manual de técnicas de modificación de conducta”. Caballo V.E. (comp.). pp. 403-423. S.XXI de España Editores. Madrid.1993
•    BOLAGAY, Oswaldo.: Psicología Clínica y Psicorehabilitación Infantil. Edit. Universitaria. Quito, Ecuador. 2002
•    http://www.down21.org

Ps. Cli. Adriana Salazar.

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